
Montería Española
Origen (Historia y tradición)
Desde un punto de vista histórico, la montería fue durante la Edad Media cualquier tipo de caza, ya que se entendía este vocablo en términos muy generales, pero en especial por la caza de aquellas especies que daban juego en la acción de caza por su combatividad y salvajismo, como los jabalíes y los osos. Durante mucho tiempo después, el resto de especies mayores, eran despreciadas por la nobleza, pues la caza era un remedo de la guerra, una preparación y un entrenamiento para ella. Esta era la forma de caza, propia de reyes y nobles, que nos presentan los autores de la época.
Asistentes a una montería celebrada a principios del siglo XX, en la Sierra de San Pedro. Celebrada en Valrehondillo (termino municipal de Cáceres). En el centro puede verse entre otros, montado a caballo y con su característico bigote, al conde de Romanones y también a miembros de la familia Sánchez, que fueron los organizadores de la montería, en donde no se mató nada. (Fotografía: Juan Eloy Sánchez)

Resultados de montería celebrada en la Sierra de San Pedro. Celebrada en 1909, en la manchaValcollado, de la dehesa Juan Ramos, por la famosa sociedad de caza «La Ibérica », también conocida como «Los de Cáceres». (Fotografía original en soporte de cristal cedida por Julio Galán y restaurada por Rafael Serrano Vicente)

Imagen de D. Pedro González Borreguero y Sra. participando en una montería. Este cazador era el capitán de la montería anterior. Como se ve, la asistencia activa de las mujeres a las monterías es mucho más antigua de lo que normalmente se supone. La imagen está muy recortada, pues en el original aparecen de cuerpo entero, donde se ven las armas que usaban y la Sra. portaba el famoso cuchillo diseñado por Covarsí. (Fotografía original en soporte de cristal cedida por Julio Galán y restaurada por Rafael Serrano Vicente)
La montería en la forma que se practica actualmente, tiene su origen en la segunda mitad del siglo XIX. Los participantes en las expediciones de caza que en aquellos tiempos se llevaban a cabo, se basaban en la agrupación de un círculo de conocidos que con intereses comunes se ponían de acuerdo para poder cazar de forma colectiva especies de caza mayor, en una época marcada por la escasez de las mismas. Casi nunca existían restricciones para el acceso a las propiedades rústicas para cazar en ellas, salvo en muy pocos vedados. Las expediciones duraban varios días y hasta semanas, y los resultados eran muy inferiores a los que se obtienen hoy en día.
La montería tal y como hoy está conceptuada, tanto la denominada comercial y el resto (invitación, peña de socios y otras muchas formas de organización), de un día de duración, empezó a practicarse a partir de mediados de los años 50-60 del siglo XX, y es la que hoy podemos denominar con el nombre propio de Montería Española.

Fotografía de un partida montera constituída por unos personajes no identificados, atravesando un río en algún lugar de los Montes de Toledo, durante el año 1920. (Fotografía cedida por Cesáreo Martín Martínez)



Organización:
LAS ARMADAS
Son las líneas imaginarias de tiradores que normalmente se sitúan en el perímetro de la mancha a batir, para que las reses en su escapada pasen por los puestos que las componen y sean tiradas por los monteros situados en ellos. La montería es una forma de caza que se basa en la táctica militar del cerco y obedece ancestralmente a la incapacidad de acceder a estas reses en un monte agreste y apretado. Existen varias clases de armadas; de «cierre» o «huída» y las «traviesas». Las de cierre pueden ser de varios tipos entre las que destacamos la de la «cuerda» (se emplaza en la ladera superior de la mancha a batir), la del «sopié» (la parte más baja de la mancha), la de la «frontera» (el final de la zona a batir o donde los perros se dan la vuelta) y la de la «suelta» (lugar donde se sueltan y los perros). Existen muchos otros nombres propios o «las traviesas» (situadas en el corazón de la mancha).
Es importante definir donde se sitúan las armadas, atendiendo a criterios de querencias de huída de las reses, el acceso de los monteros para hacerlo en el menor tiempo posible, la recogida de las reses cobradas y la seguridad de su ubicación.
COMO ECHAR LA MANCHA
La forma de echar la mancha depende de la propia disposición de la misma, de la disposición de las armadas, de su composición geográfica y de otros múltiples factores, como el tamaño o la posible duración de la montería.
La nomenclatura propia de la montería española, utiliza entre otros los siguientes términos;
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«Al tope». La suelta de las rehalas se realiza en lugares diferentes, van cazando unas hacia las otras y al encuentro se vuelven cada una a su lugar de suelta.
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«Dándole la vuelta». Rodeando toda la mancha, si la orografía lo permite, cazando en paralelo una rehala con otra y finalizando en el mismo lugar donde se soltó.
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«A una mano». Los perros recorren toda la mancha desde la suelta hasta el final de la misma, donde se concentran y recogen, no volviendo a cazar de vuelta.
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«De ida y vuelta». Las rehalas recorren toda la mancha en una dirección hasta el final, y vuelven cazando hasta el lugar de la suelta.

Una rehala atraviesa el cortadero y los monteros se cambian a la posición de enfrente
(Fotografía: Santiago Segovia Pérez)
LAS REHALAS
Es un conjunto de 20 a 30 perros dirigidos por un perrero, que tiene el cometido de buscar la caza, encontrarla, levantarla y acosarla latiéndola, para marcar su trayectoria, y forzar su huída para que llegue a las posturas (definición de Pedro Gonzalez de Castejón). Ha de poseer entre sus cualidades, olfato, tesón y valentía, pero en su conjunto, no individualmente por cada uno de los perros que la componen. Cuanto más abiertos cacen los perros, cuando más pronto se concentren cuando el perrero o las circunstancias lo requieran, cuanto más largas sean las ladras evitando el volverse a los pocos metros de la arrancada de la reses, o cuanto más conjuntados estén los perros, se considerará mejor una rehala que otra.

Identificación de los perreros participantes en la montería celebrada el 19 de diciembre de 1961 en la finca El Poyuelo. (Fotografía cedida por César Fernández de la Peña)

Rehala abrevando en una balsa (Fotografía: Rehala Capablanca)
Las rehalas se pueden concertar de varias maneras para que asistan a las monterías:
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Por invitación; el propietario de la rehala aporta sus perros y su perrero, teniendo un puesto por ello y normalmente recibiendo el perrero una propina por su participación.
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Por gratificación o alquilada; el propietario no tiene derecho a un puesto, sino que recibe una contribución económica pactada por su trabajo.
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Por cesión de puestos a terceros; el propietario de la rehala, recibe uno o varios puestos y se ha de encargar de cederlo/s de forma gratuita o a cambio de dinero a quien estime oportuno.
En demasiadas ocasiones entendemos que no se reconoce la importancia real que tienen las rehalas por parte de algunos propietarios de fincas, organizadores de monterías o peñas de monteros, sin reconocer que son básicas para el desarrollo de la montería, y las prestaciones que el propietario de la rehala obtiene por su participación están muy lejos de lo que aportan. Bien es verdad que hay rehalas mucho mejores que otras, y en demasiadas ocasiones no se valora su calidad.
El número de rehalas que deben cazar una mancha depende del tipo de terreno y su vegetación, su tamaño en hectáreas y el posible número de reses que alberga la mancha. Acertar en ello es primordial para garantizar el éxito de la jornada, pues nunca deben faltar perros ni tampoco sobrar, estorbándose unos a otros en su labor.
Participantes:
La montería, símbolo por antonomasia de la caza mayor colectiva, agrupa a muy diversas personas, actividades y funciones. Cada uno de los participantes ha de realizar una determinada labor, y admitiendo que existen muchas variaciones, podíamos resumirlas en:
CAPITAN DE MONTERIA
La misión del capitán de montería es coordinar, organizar y dirigir la montería siendo la máxima autoridad en esa celebración, y responsable último de lo que allí ocurra. Toma las decisiones necesarias para el buen funcionamiento de todas las cuestiones relacionadas con esa montería, da las instrucciones pertinentes a los monteros, coordina a todo el personal asistente, pone las normas a seguir y dirime con sus decisiones cualquier tipo de controversia que pueda ocurrir.

Un bonito pabellón de caza donde recibir a los monteros. (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)

Junta del sorteo en una montería llevada a cabo en Lugar Nuevo el 15 de febrero de 1964. (Fotografía cedida por César Fernández de la Peña)
POSTORES
SLes corresponde organizar la salida de la armada, comprobar que todos los monteros están preparados, ordenar la salida al mismo tiempo, explicar los pormenores de cada puesto a su ocupante, con expresa mención de las medidas de seguridad y de donde estarán colocados el resto de monteros. Ha de cumplir los horarios previstos, ahorrando retrasos perjudiciales para todos. Al final de la montería, se encargará del marcaje y la coordinación de la recogida de las reses que se hayan abatido en su armada y de los monteros que la componen.

Los participantes van acudiendo al punto de reunión (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)
PERREROS
Son el corazón y alma de la montería con los monteros. Tienen que trabajar todo el año con innumerables tareas para que los perros que componen la rehala formen un equipo sólido y preparado para sacar y perseguir a las reses. Deben seleccionar cada día los perros más apropiados para el tipo de montería a la que se va a asistir, deben permitir que haya perros que cacen alejados o que persigan a las reses a grandes distancias, agrupándolos de vez en cuando por las zonas más espesas de monte, deben respetar la mano sin rezagarse o adelantarse, han de tener buena resistencia física para salir airosos de orografías agrestes y en días de climatología adversa. Los perreros tienen muchas obligaciones y normas a respetar, su función es conducir sus perros para que las reses lleguen a las posturas, rematando reses heridas agarradas por sus perros y actuando eficazmente cuando se produzcan agarres de reses prendidas por los perros. Son sin duda la esencia de la montería española, sin ellos no hay montería, y desgraciadamente en muchos casos su labor es silenciada y poco apreciada en la montería moderna.

Perreros durante un noviazgo en la finca Fontanarejo el 22 noviembre 1960. (Fotografía cedida por César Fernández de la Peña)

El podenquero con sus perros (Fotografía: Rehala Capablanca)

Reunión en el patio de la quinta (Fotografía: Cesáreo Martín Martínez)
GUIAS DE LAS REHALAS
Las rehalas han de ser siempre guidas por un conocedor en profundidad de la mancha. Evaluará el trabajo de los perros, orientará a los perreros en sus acciones, indicaran donde hay que concentrar a los perros en zonas querenciosas, ordenará su progresión en el monte, su orden y trayectoria con el ritmo necesario.
MONTEROS
Son los cazadores que ocupan las posturas. Han de respetar todas las normas de seguridad, las indicaciones del capitán de montería, los cupos máximos propuestos y se han de comportar de forma ejemplar y con honestidad en sus acciones. En otro apartado nos ocuparemos con más detalles de la forma correcta de actuar en el puesto.
SECRETARIOS
Auxiliares que van con el montero al puesto. En muchas ocasiones son personas que ayudan al montero a acceder al puesto, le asesoran, le aconsejan en los lances y le ayudan en todo lo que le requiera en cobros y carga de reses. En ocasiones son simplemente personas que controlan al montero y ayudan al organizador para controlar lo que se avista en el puesto, se dispara, hiere y cobra para dar fe al capitán de montería o el organizador.
ARRIEROS O RECOGEDORES DE RESES
Son las personas encargadas de sacar las reses del monte. Algunas veces, durante el transcurso de la montería acompañan a las rehalas para sacar a los cargaderos los animales cobrados en la mancha o agarrados por los perros. Al finalizar la montería, recorrerán los puestos de una armada, recogerán las reses marcadas y las acercarán a los lugares donde pueden ser cargadas para llevarlas a la junta, labor que han de hacerla en el menor tiempo posible.

Jaime de Foxá con los perreros de la montería celebrada en el Chopo del Encinarejo el 23 de diciembre de 1960. (Fotografía cedida por César Fernández de la Peña)

Acarreando las piezas (Fotografía: Santiago Segovia Pérez)
MAESTRO DE SIERRA
Suele ser el guarda de la finca o un local que asiste al capitán de montería como un práctico conocedor de la mancha y sus reses, planifica el cierre de la misma y la estrategia para la echada.
Especies (monteras)




El Ciervo (Cervus elaphus hispanicus)
Es junto al jabalí la especie emblemática de la montería Española. En la jerga montera, se le denomina de diversas formas atendiendo a su tamaño o edad:
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Vareto; cuando el ciervo desarrolla su primera cabeza que normalmente son dos varas, aunque en algún caso puede desarrollar alguna punta más en animales de excelente calidad.
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Horquillón; denominación que normalmente corresponde a su segundo año de vida o segunda cabeza, suele presentar luchadera o punta inferior y las cuernas suelen estar cada una de ellas rematadas por dos puntas.
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Venado; a partir de su tercera cabeza o año de vida. A partir de esa edad, ya suele presentar varias puntas en cada cuerna.




El Jabalí (Sus scrofa)
Pieza reina de la montería. En la montería española se le denomina también guarro, marrano o cochino, así como con diversas denominaciones locales. Hay que intentar evitar decir «jabalíes con boca», término que últimamente se ha puesto de moda para denominar aquellos jabalíes machos con grandes defensas o colmillos, ya que boca lógicamente tienen todos hasta los más pequeños, denominados en la jerga montera «rayones» si son crías o «bermejos» cuando tienen unos pocos meses de vida.


El Muflón (Ovis aries)
Al igual que el gamo, se repobló en España en muchas zonas a principios de los años 60 del siglo XX, alcanzando hoy en día importantes poblaciones tanto en fincas privadas como en montes públicos propiedad de la Administración.




El Corzo (Capreolus capreolus)
Pieza habitual de las batidas o monterías en el norte de España, también se ha cazado con frecuencia en los montes del centro de España y en algunas zonas del Sur Peninsular. En muchas provincias españolas está prohibida su caza en montería, entre otras cosas porque normalmente no cuentan con cuernas formadas y plenamente desarrolladas entre los meses de noviembre a febrero, fechas donde se realizan y celebran la mayoría de las monterías en España. Existen monterías específicas de corzos en el norte de España que se celebran entre los meses de septiembre y octubre, y monterías de corzos en las provincias de Cádiz y Málaga que se celebran en el mes de marzo.
